¿Heteroflexible o biconfundida? Se trata del bisexualismo en las mujeres. Mujeres que no temen experimentar un contacto erótico con otra mujer. Lejos de ser un secreto, el bisexualismo del género femenino está lleno de dudas y tabúes. ¿Es un tipo de crisis por el que pasamos las mujeres? Rompe los mitos y entérate.
Ha sido catalogada de todas las maneras: una enfermedad, un trastorno, una etapa de la época adolescente y hasta como una moda se le ha nombrado. Lo cierto es que no solo pasa en mujeres jóvenes, no es un virus maligno ni es algo por lo que todas atraviesan. En la actualidad, la bisexualidad se ha descrito como una manifestación que ahora es más pública y libre que en siglos atrás; la otra realidad es que siempre ha existido: el célebre escritor Shakespeare y el histórico Alejandro Magno son apenas algunos de los que han sido el blanco de discusiones frente al tema acerca sus preferencias y la gran posibilidad de que fueran bisexuales.
Cientos de investigaciones han tratado de dar con “el chiste” de comprender la complejidad de la identidad sexual del ser humano, un imposible que más allá de estudios de la ciencia o preceptos religiosos, finalmente aterriza en los círculos sociales en el que las personas nacen, crecen y se desarrollan.
¿Llevas cierto tiempo sin que ningún hombre te guste y crees que puedes volverte gay? ¿Hay una chica de tu universidad o trabajo que definitivamente te agrada en planos más íntimos y cercanos? ¿La pasas muy bien con “ella”, crees que más de lo normal? ¿No le encuentras problema a besarte con una mujer, pero temes que te quede gustando? ¿Tienes la certeza de que te atraen los hombres, pero últimamente también las mujeres? En broma, pueden llamarte “la bicofundida” o “la heteroflexible”. No sufres ninguna dolencia ni eres un bicho extraño.
¿Ellos, ellas o los dos?
Conocemos a una amiga (soltera, ennoviada, casada, madre) que se ha sentido segura de sus inclinaciones sexuales durante toda su vida: le han gustado, de hecho, le encantan los hombres. De un momento a otro, “comienza” a ver a la figura femenina como una potencial compañera sentimental y sexual. Realmente, no es así de simple como se da el paso: la zozobra, la incertidumbre, el temor de ser juzgada por su familia y amigos y hasta las mismas ganas de experimentar en diversos planos emocionales, la han llevado a una confusión sentimental que es mucho más normal de lo que creemos.
Esto no se da de un día para el otro. Es un estado que se identifica no solo porque agarras a tu amiga de la mano o porque te quedaste viendo a la chica que pasaba por la calle.
El psicólogo norteamericano John Buss arroja una interesante estadística: en la historia humana quizás el 2% de las mujeres han sido lesbianas o bisexuales. Hoy, la cifra aumenta al 15% de las mujeres jóvenes que se identifican como lesbianas o bisexuales, comparado con el 5% de los varones, según un artículo publicado por Psychology Today. Aterradora estadística para algunos, pero no para aquellas que están sumergidas en la cultura de un siglo XXI en el que las inclinaciones sexuales por personas del mismo sexo, ya tienen más visibilidad e incluso legislación en muchos países del mundo, pero que también tienen que ver con la cercanía corporal y sentimental que siempre se ha dado entre las mujeres.
Entre “chicas”, es normal y común el contacto físico cariñoso: el abrazo prolongado, los besos en las mejillas, tomarse de la mano cuando hablan, las cartas con mensajes llenos de afecto, etc. La proximidad de este tipo entre mujeres es mejor vista que entre hombres: si tu novio le regala una carta de cumpleaños a su mejor amigo o le manda mensajes de texto que citan “Te quiero mucho y te extraño”, muy probablemente dudarás, incluso por un momento, si puede llegar a ser homosexual. En cambio, si tú lo haces con tu amiga, es parte de tu femineidad, de las características maternales de nuestro género y la forma propia de expresar nuestros sentimientos. La sociedad nos ha moldeado de esa manera.
Para muchas mujeres, esa confianza y afecto necesarias para sentirse emocionalmente estables, la encuentran en otra mujer que piensa similar a ellas sobre el amor, la fidelidad, el sexo y, palabras más palabras menos, la vida. Creen que la mujer tiene una visión del amor menos superficial que los hombres, sus mismas necesidades físicas y hormonales, mejor capacidad de entendimiento e incluso, más paciencia que ellos: “¡eres hombre y no me entiendes!”. La atracción física y la admiración por la figura femenina ya es la segunda parte de esta inclinación, que es mucho menos traumática y más experimental para ellas. Según los investigadores, un gran porcentaje de mujeres heterosexuales han tenido contacto físico-erótico con otra mujer sin tener que convertirse en lesbianas o bisexuales. Experimentar o probar estas nuevas sensaciones es menos conflictivo entre mujeres que entre hombres.
Una investigación publicada por el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central titulado: Imágenes de cuerpo y sexualidad de los jóvenes bogotanos, concluyó que en los jóvenes predomina el “amor romántico”, en el que las experiencias de sexualidad “se perciben un poco más flexibles, siempre y cuando estén validadas por el compromiso de pareja (…) concepciones que asumen una postura menos radical y reconocen la diversidad de orientaciones sexuales”. Otra tendencia se inclina hacia la búsqueda del cuerpo y la sexualidad como expresiones del placer y afirmaciones de sí mismo: el cuerpo se explora, se expresa y por ende se permite esta flexibilidad al momento de tener relaciones sentimentales prácticas hasta con personas del mismo sexo.
Para el doctor Leonard Sax, PhD en Psicología, los bisexuales son personas que “tienen la capacidad de amar a personas de su propio sexo y de otro sexo. Ser bisexual no define nuestro estilo de vida o nuestra conducta sexual. Las personas bisexuales son monógamas, poliamorosas y célibes, como lo son las personas heterosexuales, las lesbianas y los gays”, como lo relata en su artículo ¿Por qué tantas chicas son lesbianas o bisexuales?
Bisexuales famosas en la mira
Ellas han besado mujeres y les ha gustado. Tal vez para mostrarse a sí mismas como ejemplos de lo que es la diversidad sexual o para ser comidilla de la prensa sensacionalista. Éstas actrices y cantantes lo han confesado a viva voz: Megan Fox, Lindsay Lohan, Angelina Jolie (quien durante un tiempo tuvo una relación pública con una famosa modelo) Drew Barrymore, la cantante Fergie, quien declaró a los medios que disfruta de las relaciones homosexuales pero que no estaría dispuesta a comprometerse con otra mujer. Pink también confesó que en su adolescencia tuvo experiencias lésbicas. Por su parte, Alanis Morissette alguna vez afirmó que es una práctica que todas las mujeres deberían tener.
Publicado por la Revista Fucsia
Ha sido catalogada de todas las maneras: una enfermedad, un trastorno, una etapa de la época adolescente y hasta como una moda se le ha nombrado. Lo cierto es que no solo pasa en mujeres jóvenes, no es un virus maligno ni es algo por lo que todas atraviesan. En la actualidad, la bisexualidad se ha descrito como una manifestación que ahora es más pública y libre que en siglos atrás; la otra realidad es que siempre ha existido: el célebre escritor Shakespeare y el histórico Alejandro Magno son apenas algunos de los que han sido el blanco de discusiones frente al tema acerca sus preferencias y la gran posibilidad de que fueran bisexuales.
Cientos de investigaciones han tratado de dar con “el chiste” de comprender la complejidad de la identidad sexual del ser humano, un imposible que más allá de estudios de la ciencia o preceptos religiosos, finalmente aterriza en los círculos sociales en el que las personas nacen, crecen y se desarrollan.
¿Llevas cierto tiempo sin que ningún hombre te guste y crees que puedes volverte gay? ¿Hay una chica de tu universidad o trabajo que definitivamente te agrada en planos más íntimos y cercanos? ¿La pasas muy bien con “ella”, crees que más de lo normal? ¿No le encuentras problema a besarte con una mujer, pero temes que te quede gustando? ¿Tienes la certeza de que te atraen los hombres, pero últimamente también las mujeres? En broma, pueden llamarte “la bicofundida” o “la heteroflexible”. No sufres ninguna dolencia ni eres un bicho extraño.
¿Ellos, ellas o los dos?
Conocemos a una amiga (soltera, ennoviada, casada, madre) que se ha sentido segura de sus inclinaciones sexuales durante toda su vida: le han gustado, de hecho, le encantan los hombres. De un momento a otro, “comienza” a ver a la figura femenina como una potencial compañera sentimental y sexual. Realmente, no es así de simple como se da el paso: la zozobra, la incertidumbre, el temor de ser juzgada por su familia y amigos y hasta las mismas ganas de experimentar en diversos planos emocionales, la han llevado a una confusión sentimental que es mucho más normal de lo que creemos.
Esto no se da de un día para el otro. Es un estado que se identifica no solo porque agarras a tu amiga de la mano o porque te quedaste viendo a la chica que pasaba por la calle.
El psicólogo norteamericano John Buss arroja una interesante estadística: en la historia humana quizás el 2% de las mujeres han sido lesbianas o bisexuales. Hoy, la cifra aumenta al 15% de las mujeres jóvenes que se identifican como lesbianas o bisexuales, comparado con el 5% de los varones, según un artículo publicado por Psychology Today. Aterradora estadística para algunos, pero no para aquellas que están sumergidas en la cultura de un siglo XXI en el que las inclinaciones sexuales por personas del mismo sexo, ya tienen más visibilidad e incluso legislación en muchos países del mundo, pero que también tienen que ver con la cercanía corporal y sentimental que siempre se ha dado entre las mujeres.
Entre “chicas”, es normal y común el contacto físico cariñoso: el abrazo prolongado, los besos en las mejillas, tomarse de la mano cuando hablan, las cartas con mensajes llenos de afecto, etc. La proximidad de este tipo entre mujeres es mejor vista que entre hombres: si tu novio le regala una carta de cumpleaños a su mejor amigo o le manda mensajes de texto que citan “Te quiero mucho y te extraño”, muy probablemente dudarás, incluso por un momento, si puede llegar a ser homosexual. En cambio, si tú lo haces con tu amiga, es parte de tu femineidad, de las características maternales de nuestro género y la forma propia de expresar nuestros sentimientos. La sociedad nos ha moldeado de esa manera.
Para muchas mujeres, esa confianza y afecto necesarias para sentirse emocionalmente estables, la encuentran en otra mujer que piensa similar a ellas sobre el amor, la fidelidad, el sexo y, palabras más palabras menos, la vida. Creen que la mujer tiene una visión del amor menos superficial que los hombres, sus mismas necesidades físicas y hormonales, mejor capacidad de entendimiento e incluso, más paciencia que ellos: “¡eres hombre y no me entiendes!”. La atracción física y la admiración por la figura femenina ya es la segunda parte de esta inclinación, que es mucho menos traumática y más experimental para ellas. Según los investigadores, un gran porcentaje de mujeres heterosexuales han tenido contacto físico-erótico con otra mujer sin tener que convertirse en lesbianas o bisexuales. Experimentar o probar estas nuevas sensaciones es menos conflictivo entre mujeres que entre hombres.
Una investigación publicada por el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central titulado: Imágenes de cuerpo y sexualidad de los jóvenes bogotanos, concluyó que en los jóvenes predomina el “amor romántico”, en el que las experiencias de sexualidad “se perciben un poco más flexibles, siempre y cuando estén validadas por el compromiso de pareja (…) concepciones que asumen una postura menos radical y reconocen la diversidad de orientaciones sexuales”. Otra tendencia se inclina hacia la búsqueda del cuerpo y la sexualidad como expresiones del placer y afirmaciones de sí mismo: el cuerpo se explora, se expresa y por ende se permite esta flexibilidad al momento de tener relaciones sentimentales prácticas hasta con personas del mismo sexo.
Para el doctor Leonard Sax, PhD en Psicología, los bisexuales son personas que “tienen la capacidad de amar a personas de su propio sexo y de otro sexo. Ser bisexual no define nuestro estilo de vida o nuestra conducta sexual. Las personas bisexuales son monógamas, poliamorosas y célibes, como lo son las personas heterosexuales, las lesbianas y los gays”, como lo relata en su artículo ¿Por qué tantas chicas son lesbianas o bisexuales?
Bisexuales famosas en la mira
Ellas han besado mujeres y les ha gustado. Tal vez para mostrarse a sí mismas como ejemplos de lo que es la diversidad sexual o para ser comidilla de la prensa sensacionalista. Éstas actrices y cantantes lo han confesado a viva voz: Megan Fox, Lindsay Lohan, Angelina Jolie (quien durante un tiempo tuvo una relación pública con una famosa modelo) Drew Barrymore, la cantante Fergie, quien declaró a los medios que disfruta de las relaciones homosexuales pero que no estaría dispuesta a comprometerse con otra mujer. Pink también confesó que en su adolescencia tuvo experiencias lésbicas. Por su parte, Alanis Morissette alguna vez afirmó que es una práctica que todas las mujeres deberían tener.
Publicado por la Revista Fucsia
1 comentario:
me encanto este articulo y la verdad me encantaria saber si tienen mas informacion al respecto ya que creo estar en un trance respecto al tema
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